Hay algo contra lo que ninguno de nosotros debe luchar, porque querámoslo o no, es inevitable: EL CAMBIO. Cuando les escribo, creo que realmente son notas de mí, para mí misma, para recordarme cosas, para ser mi propio polo a tierra y la verdad es que he notado que hay personas que me leen y de cierta forma, logro llegarles al corazón. Bienvenidos a mi otro hobby amado, además de la repostería: escribir.
Decía Stephen Hawking, que la inteligencia es la habilidad de adaptarnos al cambio... ¡Sabias palabras¡ Millones de veces he leído sobre este tema (yo es que profundamente tengo alma de psicóloga jejeje) y lo cierto es que la única constante que tenemos garantizada en la vida es el cambio...
El cambio de por sí y de manera natural, nos genera miedo, temor a veces pánico. Y me incluyo, me incluyo de primera en ese grupo porque uffff cuesta aceptarlo, digerirlo y cuesta volver a cogerle la dinámica a la vida cuando se nos atraviesa un cambio.
A medida que uno va viviendo, va enfrentando ese tipo de situaciones y sí o sí, las va sobrepasando. Porque así es la vida, todo llega y todo pasa. Pero a ver, una cosa no quita la otra. Que uno se adapte, no quiere decir que jamás vuelva a sentir temores.
En este momento de mi vida, personal, profesional, estoy atravesando grandes cambios y sí: me asusta. Me asusta muchísimo; pero aquí sigo, dándole y teniendo fe en mi esencia, en mi intuición.
Creyendo en mí, en mi conocimiento, en mi don de enseñar. Por eso cada vez, ven más movimientos educativos en mi proyecto, cada vez le pongo más alma y energía a ENSEÑAR, a que ustedes aprendan.
Cocinar para mí, ha sido una terapia de vida profesional y una herramienta sanadora en mi vida emocional. Me ha enseñado a vivir aquí y ahora y por eso le creo tanto a esto: porque yo misma he tenido experiencias sanadoras y enriquecedoras con este arte.
Así pues, los invito a recibir cualquier cambio en sus vidas como una oportunidad y no como un fracaso. Y como lección de vida, entendamos que en la vida de los demás, también hay cambios. Acompañemos más, apoyemos más, aprendamos más y juzguemos menos.
Lindo día,
Elisa